Verbatum “Viste lo que me hiciste hacer”


Verbatum: “Viste lo que me hiciste hacer”, aunque parece una frase solo utilizada por niños, los adultos con mucha frecuencia apelamos a ella pero en formas mas sofisticadas y adaptadas a nuestro entorno, tenemos la tendencia a evadir la responsabilidad de nuestras acciones
Quizá sea más fácil culpar a los demás que asumir el compromiso del crecimiento y aprendizaje. Sin embargo, cuando esto sucede, eludimos la responsabilidad de nuestra realidad y el precio que pagamos es muy caro: la pérdida de la libertad para explorar opciones y tomar decisiones, entre otras.
Cuando desconfiamos de nuestra capacidad, quedamos paralizados y culpamos a otros por nuestro fracaso. En realidad el fracaso como tal no existe. Todos nuestros actos nos llevan inevitablemente a una nueva experiencia de aprendizaje y el fracaso será en todo caso un "resultado no esperado" del cual tenemos mucho para aprender.
Si lo que haces te aleja de la meta, aprende a ser flexible para modificar el rumbo de tu conducta, en lugar de quedar paralizado, o echarle la culpa a los demás, lo importante es optar y tomar decisiones propias, hasta conseguir lo que quiere. Moverse hacia adelante en la vida, en lugar de ir en círculos, es ir más allá del miedo asumiendo la responsabilidad.

Esto nos da poder y una enorme independencia. Además amplía nuestra zona de comodidad y termina con la conducta que podríamos llamar de “aproximar- evitar” que se da cuando al mismo tiempo que nos acercamos a lo que deseamos, no nos damos el permiso de tenerlo, lo paradójico es que todos nosotros poseemos asombrosas capacidades aunque nos comportamos como si no las tuviéramos.
Algunos dicen que el hombre tiene más miedo al éxito que al fracaso y quizá sea por eso que nos asusta sentirnos capaces, quitándonos la posibilidad de experimentar, hoy, nuestro poder. Si gran parte de la energía se va en evocar el pasado, o proyectar un futuro que nunca concretamos, sólo tenemos una pequeña porción de energía disponible para utilizar en el presente.
En conclusión, hay que afrontar la responsabilidad de su propia existencia.
Y, según el principio de causalidad recíproca, la gente que asume la responsabilidad de su propia existencia tiende, por lo tanto, a generar una saludable autoestima, hasta el punto de pasar de una orientación pasiva a una orientación activa, de gustarse más, de tener más confianza en sí misma, y de sentirse más apta para la vida y más merecedora de felicidad.
En mi trabajo psicoterapéutico veo con frecuencia que las transformaciones más radicales ocurren después de que el paciente se da cuenta de que nadie va a acudir en su rescate. "No acude nadie" o que sencillamente deja de buscar en los demás un responsable a sus males, es una frase que oigo mucho en mi trabajo, en todos los niveles. "Cuando al fin me permití asumir la plena responsabilidad de mi vida -me ha dicho más de un paciente-, comencé a crecer. Empecé a cambiar. Y mi autoestima empezó a aumentar."
Psict. Eudomar Rivera
Eudomar.rivera@gmail.com