VERBATUM: “Cuando el CANCER es diagnosticado”

VERBATUM: “Cuando el CANCER es diagnosticado”: "

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(Eudomar Rivera-Opinión ACN).- Frecuentemente, pensamos que ante estas circunstancias hay pocas cosas que puedan hacer. Pero es importante que sepas que, aunque ésta es una situación difícil, todos los miembros de la familia pueden ayudar. Tú puedes participar en la recuperación del enfermo y contribuir a que se sienta mejor. Con ello mejorará tu estado de ánimo y conseguirás un ambiente más confortable, y está comprobado de sobra que el aspecto emocional coadyuvar  de manera sustancial en la recuperación y sanación del paciente.






Es posible que pienses que no tienes estrategias adecuadas para enfrentarte a los sentimientos de los enfermos. Esta sensación puede desaparecer si conoces más a fondo los sentimientos de la otra persona y dispones de una serie de pautas que puedes utilizar para comunicarte con ella.




Primero, las reacciones emocionales más frecuentes que suelen aparecer en estos enfermos; fundamentalmente son ansiedad y depresión, en la primera etapa la no aceptación de su condición de enfermedad es esta primera etapa de no aceptación el rechazo se presenta como  primer síntoma, estas  reacciones son normales ante esta nueva y difícil situación, lo que no significa que no podamos hacer nada; quizá no sea posible hacer que desaparezcan por completo, pero sí podemos contribuir a mejorarlas.




El médico es una importante ayuda para los pacientes oncológicos durante su enfermedad, proporcionando a la persona enferma no sólo cuidados médicos, sino también apoyo, orientación e información.




El cáncer es un problema que afecta a todos los miembros de la familia, aunque cada uno de los familiares afrontará la enfermedad de un modo diferente. Por ello es tan importante la comunicación con la familia, ya que ayuda a sus familiares a saber cómo se siente y conocer sus miedos y preocupaciones.




En ocasiones pensamos y queremos ayudar tratando de que el paciente hable acerca de cómo se siente pero es imprescindible que no olvides que si el enfermo no quiere hablar sobre sus sentimientos, aunque pienses que eso le ayudaría a sentirse mejor, debes respetar su decisión. Sin embargo, puedes decirle que si encuentra la necesidad de hablar sobre algo  que le  preocupe o sobre lo que siente, que estás dispuesto a escuchar.




Si necesitas mas orientación al respecto puedes solicitar ayuda en la siguiente dirección


www.fundacionmeamo.org

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Fuera el estrés con el deporte

Fuera el estrés con el deporte: "

Fuera el estrés con el deporteNo es desconocido para nadie, a estas alturas, el aumento notorio de los problemas mentales en la sociedad actual y una gran parte de dichos problemas, están debidos al estrés. Eso salta a la vista, pues con el ritmo loco que venimos llevando, resulta harto difícil mantener la cordura. Una de las alternativas terapéuticas que se maneja con mayor tino, aprovecha la relación entre el deporte y el estrés, para complementar o sustituir los tratamientos psiquiátricos y psicológicos.

El exceso de estrés en la sociedad actual

La sociedad exitista y consumista en la que nos hemos convertido, nos lleva a una loca carrera en procura de conseguir el éxito rápidamente, para poder comprar y tener más que nuestros semejantes, perdiendo de vista nuestras necesidades reales, los afectos y en definitiva, nuestra propia vida, en pos de caer en gracia a los demás. Porque en definitiva, de eso se trata. Todos buscamos posesiones, glamour, éxito y demás parafernalia, por el simple y sencillo hecho de que todos deseamos que nos quieran. Es allí, donde aparece el estrés y sus derivados.

Y en este post estamos dejando de lado a ese grupo mayoritario de la población mundial, que no puede darse el lujo de estresarse o pensar en posesiones, porque están demasiado ocupados intentando sobrevivir apenas.

Aclaremos que dentro del estrés debemos incluir trastornos como la depresión y la ansiedad. Estos problemas suelen ser tratados con psicoterapia y fármacos, pero estos tratamientos pueden presentar efectos colaterales, además de su elevadísimo costo monetario. Esto ha llevado a los especialistas a la búsqueda de nuevas soluciones y una de estas ha sido la práctica de deportes.

De acuerdo a los estudios, el ejercicio físico tendría un valor preventivo y terapéutico para la depresión y la ansiedad. Por supuesto que esto no es una novedad, ya que el valor del deporte era conocido desde tiempos de Hipócrates, pero la medicina moderna fue perdiendo el interés en estas terapias, como siempre ocurre, a favor de las tecnologías más modernas como la psicofarmacología y la neurobiología, que se creían la panacea en su momento. O lo que sería lo mismo, en favor de los intereses de los grandes laboratorios y las altas esferas del poder. Pero como siempre, las panaceas no funcionan como lo esperamos y retornamos a los métodos naturales.

Beneficios del deporte en el tratamiento del estrés

No se necesita ser un científico para conocer los beneficios del deporte sobre las emociones del ser humano, basta con practicar alguno y veremos nosotros mismos los resultados. Nuestro cuerpo funciona mejor, nos sentimos mejor, más alegres, nos fatigamos menos y nos vemos mejor. Esto por sí solo, contribuye a disminuir la carga del estrés.

Estos beneficios no son exclusivos de los deportistas de élite, sino que funcionan a cualquier nivel, hasta con deportistas de la tercera edad o personas con discapacidades físicas.

Veremos que los aportes del ejercicio a nuestro organismo, pueden resumirse en tres áreas: cardiorrespiratoria, fuerza y resistencia muscular, flexibilidad. Numerosos estudios realizados emplearon actividades aeróbicas y anaeróbicas para tratar trastornos de depresión y ansiedad.

Los estudios han demostrado que las actividades deportivas contribuyen a reducir significativamente la ansiedad. Por ejemplo, podemos observar mejorías luego de una sesión de ejercicios aeróbicos.

Cómo tratar el estrés con ejercicio

Claro que no cualquier ejercicio servirá para estos tratamientos, deben cumplir ciertos requisitos para producir el efecto tranquilizante: deben ser rítmicos (carrera, salto sobre obstáculos, caminata, montar en bicicleta), la duración de la actividad puede oscilar entre 5 y 30 minutos, con una intensidad que constituya el 30-60% del máximo que cada sujeto admite.

Es cierto que no existen milagros y todo esto funciona luego de un período de entrenamiento, que puede llevar entre cuatro y veinte semanas.

Pero por otro lado, está demostrado que uno de los factores desencadenantes de la depresión es la falta de ejercicio. Algunos psicoterapeutas han llegado a comparar el valor de la práctica del ejercicio con el de algunos tratamientos psicológicos tradicionales.

En base a esto, podemos concluir que la práctica de deportes y ejercicio físico, pueden constituir una alternativa a los tratamientos psicológicos, o al menos, puede ser un complemento de los mismos, de acuerdo al caso. No olvidemos que el ejercicio produce un bienestar mental y una mejoría psicológica, por sí mismo, por lo que es beneficioso en cualquier caso, aunque no se padezca estrés.

El mecanismo que funciona en este caso, es que el ejercicio aporta una reducción del estado de ansiedad, también disminuye la depresión moderada, reduce el estrés, las neurosis, favorece el tratamiento de depresiones severas y resulta beneficioso psicológicamente para personas de ambos sexos y de cualquier edad.

Claro está, que ciertos tipos de ejercicio como los de alta intensidad, no contribuyen a reducir la depresión, sino que aumentan la fatiga, la tensión y los problemas de carácter.

Imagen | Wave Surfing At Pipeline

En Vitónica | Boxeo para aliviar el estrés
En Vitónica | Hacer ejercicio por la mañana para evitar el estrés



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Reirnos nos hace felices y nos ayuda a tener unos abdominales tonificados

Reirnos nos hace felices y nos ayuda a tener unos abdominales tonificados: "

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Si alguien nos pregunta la manera de trabajar los abdominales la mayoría de nosotros contestará que la mejor manera de hacerlo es mediante ejercicios abdominales. Es cierto que la combinación de ejercicios abdominales focalizados en cada zona de la pared abdominal, además de una dieta adecuada baja en grasas y de la realización de ejercicio aeróbico son la clave para marcar abdomen. A pesar de esto debemos tener en cuenta que otras acciones como la risa tienen un efecto directo en la pared abdominal.

Como hemos visto en infinidad de ocasiones, la pared abdominal es el centro de fuerza del cuerpo, y como tal interviene en infinidad de movimientos y actividades. Este es el motivo por el que al realizar otros ejercicios que no están focalizados en esta zona conseguimos trabajar la pared abdominal sin apenas darnos cuenta. Esto precisamente es lo que sucede con algunas acciones que llevamos a cabo en la vida cotidiana. Acciones como la risa en la que nos vamos a detener a continuación.

De los beneficios de la risa todos hemos oído en alguna ocasión, ya que es una muy buena terapia para mantenernos más alegres y con un estado de ánimo mucho más optimista. A nivel psicológico la risa es una buena manera de mantenernos en perfectas condiciones, pero no solamente se trata de una buena acción a nivel mental, sino que en nuestro cuerpo la risa desencadena una serie de mecanismos que ponen en acción una cadena amplia de músculos.

Para comenzar, la risa pone en marcha una serie de músculos de la cara que hacen que nuestro gesto se contraiga para realizar el movimiento que nos permitirá llevar a cabo la risa. Pero no solamente activamos con esta acción los músculos de la cara, sino que además pondremos en marcha todos los músculos que componen l pared abdominal. La risa activa una serie de mecanismos que hacen que los abdominales se contraigan y estén trabajando mientras nos reímos.

Activación del abdomen

El acto de la risa activa en nuestro organismo una serie de mecanismos que harán que se accionen infinidad de partes del mismo. Todos estos músculos que se activan recorren varias zonas de nuestra anatomía, ya que van desde la cara hasta la base pélvica, pasando por la pared abdominal que es la parte más afectada y en la que más incidiremos a la hora de reinos. El acto de la risa lanza una serie de impulsos que hacen que los músculos abdominales se contraigan y se relajen en cada carcajada como si se tratara de un ejercicio tradicional para trabajar el abdomen.

Al reírnos nuestro cuerpo reacciona de una determinada manera, y es que lo que hacemos es expulsar aire al exterior a la vez que conseguimos contraer la pared abdominal. Esta expulsión de aire lo que hace es que el perímetro de la cintura se reduzca, y con él lo que hagamos sea contraer los abdominales para lograr que la cintura se contraiga. Se trata de una serie de impulsos que nos harán trabajar al máximo esta zona sin apenas darnos cuenta.

Por esto es importante que le pongamos siempre a nuestra vida una nota de humor, ya que de este modo conseguiremos no solamente estar felices, sino que además lo que conseguiremos será trabajar nuestros abdominales sin darnos cuenta y así mantener un vientre tonificado y en perfectas condiciones. Por ello desde Vitónica recomendamos la risa como forma de entrenar el cuerpo de la mejor manera posible.

Imagen | Lluviavigo



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¿Cuánto viven los espermatozoides después de la eyaculación?

¿Cuánto viven los espermatozoides después de la eyaculación?: "

La supervivencia de los espermatozoides viene definida por una serie de parámetros, pero destacan dos: la temperatura, que debe estar comprendida entre los 37 ºC  y los 37,5 ºC; y el grado de acidez del ambiente (pH de 7-7,5).

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Johann Cruyff

Johann Cruyff: "

La velocidad es muchas veces confundida con entendimiento. Cuando empiezo a correr antes que otros, parezco más rápido.



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El tomate, poseedor del antioxidante más potente

El tomate, poseedor del antioxidante más potente: "

tomate
Todos sabemos que las frutas y verduras son las principales fuentes de antioxidantes entre los alimentos, pero un reciente estudio ha descubierto un nuevo antioxidante que coloca al tomate como el poseedor del antioxidante más potente, ya que superaría con creces la acción de los ya conocidos elementos neutralizadores de los radicales libres del oxígeno.

El Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas junto con la Universitat Politécnica de Valencia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha identificada al novedoso antioxidante en plantas de tomate y podría ser el más potente conocido hasta la actualidad, ya que el poder antioxidante es 14 veces mayor que el conocido resveratrol que se encuentra en el vino tinto.

Además, es 4.5 veces superior a la vitamina E y 10 veces más potente que la vitamina C, lo cual indica que este nuevo antioxidante del cual aun desconocemos su nombre, puede tener un efecto mayor en la prevención de enfermedades cardiovasculares, degenerativas e infecciosas.

El tomate ya posee licopenos antioxidantes y vitamina C con igual función pero este nuevo y poderoso compuesto podría ser la razón de los beneficios de consumir tomate para reducir el colesterol y el riesgo de infarto, para prevenir infecciones, eliminar el ácido úrico y aplacar el dolor articular.

Para obtener todos estos beneficios debido al consumo de potentes antioxidantes no podemos dejar de incluir al poseedor del antioxidante más potente, es decir, al tomate que puede formar parte de una salsa, un relleno, un pastel, un dulce o una ensalada.

Vía | ABC
Imagen | Amyability



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¿Por qué no vemos lo que está demasiado cerca?

¿Por qué no vemos lo que está demasiado cerca?: "

Aviso para navegantes y lectores: éste es un artículo denso apto para amantes de la física y la óptica. No contiene descripciones de enfermedades oculares, y la fisiología visual explicada tiene más relación con la física óptica que con la biología.


Esta es la tercera y última entrega de la mini-serie de artículos que han surgido a raíz de este post de Ciencia explicada. Jose Luis, el autor del post, realiza unos cálculos que apoyan la afirmación de que no sería descabellado que podamos ver bacterias en la superficie de nuestro ojo.

Los cálculos son correctos pero las conclusiones no tanto. Eso es porque el modelo de “ojo” como sistema óptico elemental e ideal, y el concepto de “bacteria” como “sólido de pequeño tamaño” no se ajustan lo suficiente a la realidad como que para que los cálculos teóricos representen la realidad.


Voy a intentar profundizar en el tema, dando diferentes razones por las que nunca podremos ver una bacteria en la superficie del ojo.


(Pseudo)argumento cero: la experiencia


Lo denomino “pseudoargumento” porque no se trata de un argumento como tal, no es un razonamiento ni una explicación. Pero es el motivo por el que cualquier oftalmólogo (y posiblemente cualquier otro profesional acostumbrado a utilizar la lámpara de hendidura) intuye rápidamente que eso es imposible.

Con la lámpara de hendidura vemos la superficie del ojo, concretamente el centro de la córnea. Estamos acostumbrados a ver partículas pequeñas flotando en la superficie lagrimal, visibles sólo con la lámpara pero mucho más grandes que una bacteria, y que flotan delante de la córnea sin que produzcan imagen alguna. Es más, normalmente pasan desapercibidas. En la propia córnea vemos con frecuencia opacidades, cicatrices, puntos de sutura; elementos que pueden afectar en mayor o menor medida a la calidad visual, pero en ningún caso son capaces de producir una imagen. Por detrás de la córnea también puede haber partículas flotando (cuando hablamos del fenómeno de Tyndall en las uveítis anteriores), que son agregados de células, siempre más grandes que las bacterias, y tampoco podemos identificar esos “puntitos”.


Por otra parte sabemos que en la superficie del ojo hay bacterias. No es un entorno tan rico en bacterias como por ejemplo la boca, pero no es un medio estéril, hay bacterias que “viven” sobre el ojo. También podemos encontrar en la lágrima otras células, normalmente descamadas del epitelio. Es más, la parte superficial de la córnea está compuesta de varias capas de células, cualquiera de ellas mucho más grande que una bacteria. Y no vemos nada de eso.


Argumento 1: opacidad y transparencia


Comenzamos con los razonamientos de verdad. La bacteria es una célula pequeña en comparación con las células que forman parte de nuestro organismo. Cuando estamos hablando de organismos cuyo tamaño se mide en micras, que son básicamente agua, lípidos y proteínas, los fotones pasan fácilmente a través de ello. Dicho de otro modo: las bacterias son transparentes. Y las células de nuestro organismo, en general, también.

Ejemplos podemos encontrar muchos, pero vamos a fijarnos en nuestra retina. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, está “de espaldas”: los fotorreceptores se encuentran en la capa más profunda, y la luz tiene que atravesar todas las capas de la retina para llegar a los receptores de luz.



Hablamos de unas 800 micras, con varios tipos de células en medio. Y eso no impide nuestra visión, porque la retina es transparente. Lo que “vemos” cuando exploramos el fondo de ojo son los vasos sanguíneos y el llamado “epitelio pigmentario”, que está por detrás del resto de la retina. Como contiene pigmento, éste no es transparente.

La sangre es rica en hemoglobina, que al ser un pigmento tampoco es transparente. Es más, realmente no vemos el vaso sanguíneo como tal: las tres capas de células que constituyen una arteria, por ejemplo (endotelio, músculo y adventicia) son transparentes. Vemos la columna de sangre del interior, como si fuera un tubo de cristal.



Si tejidos mucho más grandes y gruesos que una bacteria son transparentes, es fácil de entender que una bacteria pase desapercibida. De hecho, para que podamos “ver” una bacteria al microscopio previamente la tenemos que teñir (utilizando por ejemplo la famosa tinción de Gram).


Argumento 2: el límite del poder de convergencia del ojo


Vale, olvidémonos de ver la bacteria que tenemos flotando delante de la córnea porque es transparente. Pongamos que tenemos un hematíe, un glóbulo rojo cargado de hemoglobina, que ya no es transparente, y con su tamaño de 8 micras es considerablemente más grande que una bacteria de las habituales. ¿Seríamos capaces de ver un eritrocito de estos si flota en nuestra película lagrimal, por delante de la córnea?. Pues tampoco. Eso es porque ningún ojo humano es capaz de enfocar un objeto tan cercano.

Para entenderlo, hay que explicar un poco de óptica aplicada al ojo. El ojo tiene un sistema de lentes (llamadas positivas o convergentes), que permiten que los rayos divergentes que salen de un objeto puntual que tenemos delante del ojo, se conviertan en rayos convergentes que confluyen exactamente en un punto concreto de la retina.



Cuando esto ocurre así, cada punto de la imagen exterior se proyecta en un sólo punto de la imagen que se crea en la retina (una imagen que es virtual, más pequeña e invertida). Si existe un pequeño desenfoque y el punto focal de estas lentes cae un poco por delante o por detrás de la retina, todavía obtenemos una imagen, aunque sea borrosa. Si el desenfoque es grande, a los diferentes receptores de la retina llegan rayos de luz de innumerables zonas del exterior, y no se puede generar imagen alguna.

Para simplificar el modelo, en vez de tener en cuenta todas las lentes del ojo, utilizamos un modelo simplificado: resumimos la potencia dióptrica del ojo en una única lente imaginaria que es capaz de converger la luz que llega divergente de un solo punto del exterior, en la retina. El punto focal de esta lente global cae en la retina. Para objetos distantes (más de 6 metros) este ojo tiene una potencia en torno a +65 dioptrías. Para hacer cálculos, relacionar la imagen real del exterior con la imagen virtual que se genera en la retina, aparece otra simplificación llamada punto nodal, del que ya hablamos en el artículo de la retina display. Así podemos relacionar los tamaños relativos de ambas imágenes, podemos calcular los detalles mínimos y los límites de la resolución (el punto más pequeño que podemos discernir).



Lo del punto nodal y los ángulos y líneas que relacionan la imagen exterior y la retiniana están muy bien, es un modelo que nos ayuda a resolver una serie de problemas. Pero no deja de ser un modelo ficticio. El punto nodal como tal no existe, no representa nada relevante en las lentes “reales” del ojo. Y por supuesto no tiene nada que ver con puntos ni distancias focales.


Haciendo sencillos cálculos, vemos que para un objeto de un tamaño determinado, cuando más cerca está del ojo, más “ángulo ocupa”, mayor tamaño aparente tiene en la imagen retiniana. Cosa que es evidente: los objetos más lejanos los vemos más pequeños y los cercanos los vemos más grandes. Por lo tanto, un objeto, por muy pequeño que sea, si lo acercamos lo suficiente al punto nodal, su proyección en la retina llegará a tener el tamaño suficiente como para que lo veamos.


Jose Luis se ha basado en este modelo para hacer sus cálculos. En mi artículo de la retina display que he enlazado antes también utilizo la misma teoría para hacer los cálculos. Rescato la misma fórmula para hacer aquí los cálculos.


D=R*sen(a)


Siendo D el detalle mínimo que podemos ver (el tamaño del objeto del exterior), R la distancia entre el objeto y el punto nodal, y a el ángulo de máxima resolución que tiene nuestro ojo.


Averiguaremos “D” con la fórmula y lo compararemos con el diámetro del hematíe, que son 8 micras. También podemos compararlo con el grosor de una bacteria. Bacterias hay muchas, así que tomaremos dos ejemplos: la Escherichia coli, con un grosor de 0,5 micras, y una de mayor tamaño como el Bacillus anthracis, con un grueso de hasta 1,2 micras.


“R” es la distancia entre el objeto y el punto nodal. Como decíamos que el hematíe (o la bacteria) se encontraban en la propia superficie del ojo, tomamos la distancia entre el centro de la córnea y el punto nodal, que en un ojo estándar de 23 mm de diámetro anteroposterior, serían 6 mm.


En cuanto a “a”, este valor depende de la agudeza visual. En el sistema decimal la agudeza visual se mide de 0 a 1. Así que 1,0 sería el valor al que tiene que llegar un ojo normal. Es frecuente encontrar valores superiores, y algunas personas llegan a ter agudezas visuales de 1,5.


Calculemos: para una agudeza visual de 1,0 (un ángulo de 60 segundos) y 6 mm de distancia entre el eritrocito y el punto nodal, obtenemos que el detalle mínimo es 1,75 micras. Suficiente para ver un hematíe de 8 micras. Si la agudeza visual fuera de 1,5 (ángulo de 40 segundos) obtenemos un detalle mínimo de 1,16 micras. Suficiente para ver una bacteria de las grandes como el Bacillus anthracis, si éste no fuera transparente.


Por lo tanto, ¿seríamos capaces de ver un glóbulo rojo flotando en la lágrima?. Pues a pesar de los cálculos que acabamos de hacer, no. ¿Dónde está el fallo?. En utilizar un modelo demasiado simple. Utilizamos el truco del punto nodal y los ángulos, y nos olvidamos del comportamiento real de las lentes. Decíamos que necesitamos un sistema de lentes convergentes con una potencia global sobre las +65 dioptrías para conseguir que las imágenes lejanas se enfoquen en la retina. Conforme acercamos un objeto, los rayos de luz que nos llegan de éste son más divergentes, con lo cual la potencia dióptrica que sirve para el enfoque lejano aquí es insuficiente: necesitamos más. Esto lo consigue el ojo mediante la acomodación, en la que obtenemos unas “dioptrías extra” para poder enfocar de cerca.


Cuando más cercano está un objeto, mayor es su tamaño aparente. Si es un objeto muy pequeño, mayores posibilidades tendremos de verlo. Pero eso es a costa de la acomodación, necesitaremos más potencia de lente. Porque si no lo conseguimos enfocar, será imposible verlo.


En este artículo antiguo hablo de la acomodación y de cómo calculamos las dioptrías extra que necesitamos acomodar en función de la distancia del objeto. La fórmula sería:


A= 1/R


Siendo A las dioptrías que necesitamos acomodar, y R la distancia del objeto, en metros.


La acomodación disminuye con la edad. Los individuos con mayor capacidad de acomodación son precisamente los niños pequeños, y se admite que la capacidad máxima de un lactante no es superior a las 15 dioptrías.


El valor de R, como en el caso anterior, tomamos la distancia con el punto nodal, que son 6 mm. Obtenemos un valor de 166,67 dioptrías. Está un orden por encima del límite humano. simplemente, algo tan cercano es imposible de enfocar.


Pero no nos rendimos: los números nos niegan la posibilidad de enfocar tan de cerca para el ojo normal, son demasiadas dioptrías. Pero pensemos un ojo especial, adaptado para la visión de cerca. Un ojo miope. Un ojo con miopía es más largo de lo normal, o con una mayor potencia de sus lentes, de forma que las dioptrías que uno tiene de miopía hacen converger los rayos divergentes. Por lo tanto, un gran miope depende menos de la acomodación. ¿Salen entonces los números?. Me temo que tampoco: pongamos un gran miope de 30 dioptrías; aun sumando 15 de la acomodación (que en un adulto es mucho menos), todavía estamos muy lejos de las 166 que necesitamos. Nunca he conocido a un miope de más de 100 dioptrías.


Argumento 3: la córnea


Bueno, pero los miopes de mucha graduación tienen ojos llamativamente más largos. Eso implica que el punto nodal (que situábamos 6 mm por detrás de la córnea para ojos estándar de 23 mm) puede que esté más atrás.

Un ojo con mucha miopía que tenga una longitud, no de 23-24 mm como es lo normal, sino de 45 mm (más del doble, estoy poniendo ejemplos extremos), tendría una distancia entre la córnea y el punto nodal de unos 12 mm. Con esa distancia necesitaríamos unas 83 dioptrías, que siguen siendo demasiadas pero ya parece más asequible. Si seguimos jugando con fórmulas y números, al final podríamos imaginarnos un ojo lo suficientemente largo y miope como para llegar a conseguir este enfoque. Aunque en la realidad no encontremos descritos ojos tan largos que sean funcionantes en humanos, por lo menos sería una solución teórica.


Y sin embargo, ni aún con esas. Esa fórmula de antes de “D=R*sen(a)” utiliza la abstracción del punto nodal, en este punto “resumimos” las lentes del ojo. Y eso nos sirve para objetos lejanos. Pero las lentes no están en el punto nodal. Están repartidas en diferentes espacios del ojo. La lente más importante, es precisamente la córnea, que aporta unas +45 dioptrias de las +65 dioptrías totales que tiene el ojo. Por lo tanto, no se trata de una lente que está a unos cuantos milímetros por detrás del objetos, y si vamos probando con diferentes números igual nos sale un “ojo largo y miope” que pueda enfocarlo. Es que la que se encarga de la mayor parte de la convergencia de los rayos es la córnea. Si ponemos el glóbulo rojo o la bacteria en la superficie del ojo, está sobre la córnea, no hay distancia entre ambos. Por muy largo y potente que queramos hacer el ojo, no hay distancia entre el objeto a enfocar y la lente. Enfocar algo sin que exista distancia entre el objeto y la lente, es físicamente imposible.

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